Publicado originalmente en TuriaLife.
A lo largo de la historia del Turia el principal motivo por el que se fueron transformando los puentes que lo atravesaban a su paso por Valencia eran las riadas que se sucedían con los años. En el caso del puente del Real su conversión a puente de piedra no fue únicamente este motivo sino también el que formara parte del recorrido de la boda entre Felipe III y la Reina Margarita celebrada en Valencia en 1599. Este acontecimiento también cambió su nombre de Puente del Temple por el de Puente del Real. Su ubicación en la ciudad, a caballo entre el centro de la ciudad y la salida norte de la misma sería otro factor determinante no sólo en este momento sino también más adelante para sufrir otra profunda transformación.
Retrocediendo un poco más en el tiempo, el origen del puente no se ha podido determinar con exactitud. La primera referencia que se tiene del mismo es la reparación que se realiza sobre él en elaño 1345 junto al puente de Serranos y de Trinidad por la riada de 1340. La información que se dispone tanto esta reparación como la de 1406 confirman que originalmente estaba realizado completamente en madera y se sucedieron las reconstrucciones y reparaciones a lo largo del siglo XV tras sucesivas riadas.
Como en los demás puentes relatados en esta serie hasta el momento, el puente de San José , el del Mar o Serranos, su primera referencia gráfica la encontramos de la mano del holandés Anthonie Van de Wijngaerde y su inmortalización casi exacta de la ciudad de Valencia del siglo XVI. El puente del Real aparece representado mediante unos tajamares que sirven de soporte para la estructura de madera sobre la que se asienta un tablero y barandilla también de madera.
Como he adelantado más arriba, la conjunción de la riada de 1590 y la próxima boda real que se celebraría en Valencia fueron las causas de que se reconstruyera el puente en piedra. Los encargados de acometer las obras fueron La Fabrica Nova del Riu, sucesores de la Fabrica de Murs i Valls. De esta forma el nuevo puente pasaba a tener 9.5m de ancho de tablero y 167m de largo, con dos rampas para la bajada al lecho del río. Se cree que el diseño de la decoración es de Juan de Herrera, arquitecto responsable de El Escorial. Además, las esculturas que adornan el puente que retratan a San Vicente Ferrer y San Vicente Mártir realizadas en piedra y bronce son obra de Vicente Lleonart Esteve y fueron colocadas en 1603 sobre dos de los tajamares del puente; es a finales del siglo XVII cuando recibirán sus casalicios barrocos.
La siguiente referencia gráfica que disponemos es con el ya mencionado plano del Pare Toscadonde aparece perfectamente referenciado. En 1750, la misma empresa que había acometido su ejecución, La Fabrica Nova del Riu, fueron los encargados de colocar bancos alternos en sus antepechos dotando de lugares de descanso a sus usuarios.
Durante la Guerra Civil el precario estado de conservación se vio agravado con el ataque a las esculturas, derrumbándose en un ataque directo. Al finalizar la contienda en 1945, el Ayuntamiento decidió restaurar el puente completo de la mano del arquitecto de la ciudad, Javier Goerlich y encargar por concurso público la reconstrucción de las esculturas a Ignacio Pinazo Martínez.
El mismo Goerlich será quien supervise las obras realizadas entre 1966 y 1968 para el ampliación del tablero hasta el triple del original. La riada de 1957 junto a la situación de nexo entre la salida norte y el centro histórico del puente hizo que se redactara un proyecto obra del ingeniero Alberto Oñate con el que se realizarían las reparaciones necesarias y se ampliaría su tamaño. Para poder hacer estos trabajos de ampliación se desmontó la cara este del puente en pretiles, antepechos, esculturas, majones, bancos, remates, etc para reutilizarse en su nueva ubicación siendo casi imperceptible el traslado en la cara superior del puente. Sin embargo, al atravesar el puente por el parque del río puede observarse con facilidad la traba de las piedras nuevas y viejas. A causa de esta ampliación fue necesario también el desmontaje de la escalera que daba acceso directamente al lecho del río como la del puente de Serranos que no se utilizó posteriormente.
El puente del Real separa los tramos 7 y 8 del parque del río Turia que destacan por las distintas especies de arbolados que lo habitan. El tramo 7, entre el puente del Real y el puente de la Trinidad, conserva parte del arbolado del vivero existente previo a la construcción del parque del Turia, de ahí la diversidad de especies que podemos encontrar en él. Se puede recorrer por numerosos recorridos sin trazados estrictamente rectos entre ambos puentes o disfrutar de zonas a la sombra de hermosas jacarandas.
Al otro lado del puente del Real, hasta el puente de la Exposición nos encontramos en el tramo 8 que queda dividido en dos; por un lado se encuentra un campo de fútbol con las instalaciones necesarias anexas; y en el otro, se divide en varios carriles de tránsito según la velocidad, andando, bicicleta y corriendo, y entre ellos se sitúan pequeños bosques fruto de las diversas campañas del día del árbol celebradas a lo largo de los años.
Os he de confesar que el pequeño bosque de chorisias ubicado en el tramo 8 cerca del puente del Real es una de mis zonas favoritas de todo el parque del río Turia.
Texto: Mercedes Navarro
Fotografías: Mercedes Navarro